Cortesía Mons. Víctor Manuel Fernández.
«Ven Espíritu Santo, para enseñarme a quererme como tú me quieres. Tú sabes que a veces me obsesiono por mi cuerpo, me angustio cuando descubro el paso de los años en mi piel, cuando percibo que el aspecto físico se va desgastando sin cesar, cuando reconozco que mi belleza es limitada y que algunos detalles de mi cuerpo no me agradan.
Ven Espíritu Santo, y enséñame a amar este cuerpo que has creado. Ayúdame a tratarlo con cariño y delicadeza, porque es obra de tu poder amoroso. No permitas que me obsesione por la belleza y por la salud, para que pueda amar este cuerpo tal como es, y reconozca que tiene un lugar en el universo, porque es una creatura tuya.
Pasa por mi cuerpo, Espíritu Santo, sánalo, restáuralo, serénalo. Cura todas las enfermedades que se han provocado por falta de amor, por exigirle demasiado, por tratarlo mal, por haberme llenado de tensiones, por todas las angustias que le han hecho daño.
Ven Espíritu Santo, pasa delicadamente por todo mi cuerpo, y llénalo de vida.
Amén.«
octubre 24, 2025 a las 8:30 am
Esta reflexión de me toca muy de cerca, solo Dios sabe como NO me quiero y me desprecio. Es increíble como a la Santísima Trinidad no se le pasa absolutamente nada. Gracias por enfrentarme a esa oculta realidad, te amo Padre mío y gracias por lo que no entiendo estas haciendo conmigo y en mi…