Gabriel fue enviado por Dios a María de Nazaret para anunciarle —y en Ella a toda la humanidad— la misión del Verbo. Sí. Dios quiere enviar a su Hijo eterno para que, al hacerse hombre, pueda dar al hombre la vida divina, la filiación divina, la gracia y la verdad. La misión del Hijo comienza precisamente en ese momento en Nazaret, cuando María escucha las palabras pronunciadas por boca de Gabriel […]. El Verbo, de la misma sustancia del Padre, se hace carne en el seno de la Virgen. Y la propia Virgen no puede comprender cómo se va a realizar todo eso. Por eso, antes de responder: “Hágase en mí”, pregunta: “¿Cómo será esto, si no conozco varón?” (Lc 1, 34). Y recibe la respuesta decisiva: el Espíritu Santo vendrá sobre ti y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios… nada es imposible para Dios (Lc 1, 35-37). En ese momento, María ya comprende. Y no pregunta más. Solo dice: “Hágase en mí según tu palabra” (Lc 1, 38). Y el Verbo se hace carne (cf. Jn 1, 14). (San Juan Pablo II, Homilía en el Santuario de Pompeya, 21 de octubre de 1979).

Fuente: Vatican News